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Hasta hace relativamente poco tiempo la inteligencia de negocios basada en datos o Business Intelligence estaba solo al alcance de grandes empresas con acceso al hardware necesario (de precios desorbitados) y basado siempre en la necesidad de tener estadísticos y técnicos que pudiesen interpretar los datos para que la fiabilidad de sus conclusiones fuera máxima. Sin embargo, en los últimos años el abaratamiento del hardware y la aparición del big data ha generado un nuevo nicho de mercado entre las SMB, que comienzan a ver el BI como una realidad necesaria a corto plazo, y no como algo solo al alcance de las grandes empresas mundiales.
El big data es la acumulación y tratamiento masivo de datos, hasta llegar a generar una base de datoos propia que se autoalimente diariamente, y se caracteriza principalmente por el volumen, la velocidad, la variedad y el valor. En resumidas cuentas, big data es un conjunto de gran volumen de datos, recogidos a diario por la velocidad a la que se genera la información, una información de índole muy variada y con un valor potencial alto (aunque en muchos casos se necesite un tratamiento del dato para asegurar su calidad).
Cuando una empresa dispone de su propio big data, trabajado, de calidad, es cuando puede empezar a desarrollar un BI efectivo, y de esa manera implantar la cultura del dato entre sus trabajadores. El Business Intelligence es un tipo de estrategia empresarial que pretende optimizar el rendimiento de una empresa a través de la información obtenida de sus datos históricos, que normalmente se concentran en bases de datos (big data). El objetivo final de todo departamento de BI es contribuir a la toma de decisiones estratégicas a partir de información objetiva, tanto descriptiva (hechos históricos de la empresa) como prescriptiva (forecasting sobre cómo evolucionará la empresa en función de las decisiones que se tomen).
Los usos más comunes de las herramientas BI suelen concentrarse en la segmentación de clientes, en el control y la medida de ventas, compras y campañas de marketing, en el conocimiento de hábitos de compra, o en la optimización de recursos (tanto temporales, como materiales y humanos).
Si no comienzas a desarrollar la transformación digital de tu empresa hoy, por voluntad propia, cuando ya es una realidad, lo acabarás haciendo en pocos años, cuando identifiques esa necesidad a partir de los beneficios que han logrado tus competidores atreviéndose a apostar por aquello que tu no fuiste capaz de valorar. ¿A qué esperas?
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS